Las energías renovables son una solución doble para México ante la crisis hídrica. Requieren mínima agua frente a tecnologías convencionales. Su expansión prometería reducir 15% del consumo hídrico global en el sector energético para 2030
En el mundo la escasez de agua se intensifica cada día. Las energías solar fotovoltaica y eólica son parte importante en el combate a la crisis hídrica. No solo por sus beneficios climáticos sino por su mínimo impacto en los recursos hídricos del país.
De acuerdo con información de Zysplanet, consultora especializada en sustentabilidad energética, las principales fuentes de energía que minimizan el uso de agua son la energía solar fotovoltaica y la energía eólica. Estas tecnologías requieren cantidades muy bajas de agua en comparación con otras formas de generación eléctrica. Como las plantas térmicas de combustibles fósiles, la energía nuclear o incluso algunas renovables como los biocombustibles y la solar de concentración.
El contraste es interesante. Una planta termoeléctrica convencional consume millones de litros diarios para sus procesos de enfriamiento. Mientras que los parques eólicos apenas requieren agua para mantenimiento ocasional. Por su parte, los paneles solares fotovoltaicos solo necesitan limpiezas periódicas. En particular en zonas desérticas donde el polvo puede reducir su eficiencia.
Sequía en México
Esta característica cobra relevancia en un país como México, donde el 42.8% del territorio enfrenta condiciones de sequía y las presas se encuentran al 56.5% de su capacidad, según los últimos datos oficiales. La promesa de alcanzar 40 giga watts (GW) de capacidad instalada en energías renovables para 2030 es un compromiso climático y también una estrategia de seguridad hídrica nacional.
Para la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) algunos beneficios de la transición energética son la reducción del consumo de agua, lo que es vital en regiones con estrés hídrico como México.
En ese sentido, el impacto positivo trasciende la mera conservación del agua, ya que permite menor contaminación. Estas fuentes no emiten gases de efecto invernadero ni contaminantes atmosféricos. Por ello mejoran la calidad del aire y reducen enfermedades relacionadas con la contaminación, según la dependencia federal.
En las comunidades rurales de la Mixteca oaxaqueña y el Altiplano potosino, la instalación de sistemas solares para bombeo de agua ha transformado la realidad cotidiana de miles de familias que antes dependían de costosos sistemas diésel o de largas caminatas para obtener el vital líquido. Ello ha logrado el ahorro en tarifas y costos, con el uso de energías renovables que reducen los costos de servicios como luz, agua y gas; además de generar empleos directos e indirectos en la economía local, destaca Semarnat.
A escala global
A nivel mundial, la sustitución de plantas de carbón y gas por energía solar y eólica puede reducir las extracciones de agua del sector energético en casi un 15% para 2030, según escenarios de emisiones netas cero.
En el norte de México, donde confluyen la abundancia de radiación solar y la escasez crítica de agua, esta transición energética representa una oportunidad única para reconciliar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental. El parque solar “Horizonte Limpio” en Sonora, con 850 hectáreas de paneles y cero consumo de agua para generación, ejemplifica un camino a investigar o promover.
El reto sería acelerar este proceso de transformación frente a un creciente estrés hídrico. Con 1,800 millones de personas en el mundo sufriendo escasez absoluta de agua, la elección entre modelos energéticos es una cuestión ambiental y una decisión estratégica para la supervivencia y bienestar humanos.